En la primera etapa, cuando el tumor está localizado al propio riñón, el tratamiento consiste en extirparlo, en quitar el tumor.
Lo más habitual es quitar el riñón de forma completa, pero cuando es técnicamente posible es muy interesante hacer una nefrectomía parcial. Es decir, quitar solamente el trozo de riñón en el que está el tumor y preservar, mantener el resto del riñón.
Esta intervención consigue unos resultados iguales en cuanto a eficacia. Y en cambio permite conservar la función renal a largo plazo y ésto es mucho mejor para el paciente.
Estas intervenciones se pueden realizar mediante diferentes técnicas, en función del criterio eurologico, se pueden hacer mediante cirugía abierta, mediante laparoscopia. Si el tumor es muy pequeño, se puede realizar una técnica que es la radiofrecuencia, que consiste en pinchar el tumor y calentarlo, quemarlo básicamente. Y es una técnica bastante eficaz, semi-ambulatoria con una recuperación muy rápida.
Incluso en algunos pacientes que los tumores ya presentan metástasis en alguna extensión a distancia, es posible curarlos, extirpando estas metástasis, cuando el número es pequeño y la localización es adecuada.
Cuando el paciente queda ya operado, está en principio, curado por completo. Aunque sabemos que en algunos casos, el tumor vuelve a aparecer.
Hoy por hoy no conocemos ningún tratamiento que disminuya ese riesgo, pero existen muchos fármacos en estudio, ensayos clínicos para intentar bajar ese riesgo de que el tumor aparentemente curado, reaparezca.
Cuando los tumores ya están avanzados, extendidos a otros órganos del cuerpo, el objetivo consiste en frenar su progresión y detenerlo, y por suerte, contamos con fármacos bastante eficaces que consiguen este objetivo en muchísimos casos y durante tiempos prolongados.
La estrategia más habitual es usar fármacos antiangiogénicos, que lo que hacen es inhibir o frenar el crecimiento de los vasos sanguíneos que alimentan el tumor. Así el tumor no se puede alimentar, desarrollar, y por tanto, no puede crecer.
Si el tratamiento inicial falla, se pueden utilizar otras alternativas, bien con fármacos de la misma familia o bien de familias diferentes, con otros mecanismos de acción distintos. Éstos fármacos también se pueden administrar por vía oral o algunos por vía intravenosa.
También existe otra alternativa, que se administra por vía intravenosa y en régimen de ingreso, que es la Interleuquina-2 y que puede llegar a curar incluso en fases avanzadas hasta un ocho o diez por ciento de los pacientes.
Por último, gracias a los ensayos clínicos se están desarrollando nuevos tratamientos que están demostrando una eficacia bastante prometedora en pacientes en los que han fallado los tratamientos previos, se trata de anticuerpos inmunomodeladores, no van directamente contra el tumor sino que estimulan el sistema inmune del paciente, para que sea el mismo el que acabe con el tumor. Estos tratamientos aún no están disponibles comercialmente, pero algunos de estos fármacos ya se pueden administrar en ensayos clínicos y sus resultados nos parecen esperanzadores.
Fuente: Doctor José Luis Pérez Gracia, Especialista del Departamento de Oncología de la Clínica Universidad de Navarra
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