Vamos a definir algunas de las características que definen a las personas que padecen este tipo de miedo:
-. Suelen ser personas rígidas en el trato con los demás.
-. Les gusta tener todo controlado y esa falta de control es lo que les hace activar los mecanismos de defensa.
-. Les cuesta bastante expresar sus propias emociones. Tratan de no profundizar en lo que sienten pensando que así se mantienen a salvo y no son conscientes de que esto provoca problemas de comunicación con los demás.
-. Tienen dificultades para tomar decisiones personales, temen ver afectada su zona de confort. Les falta iniciativa y coraje.
-. Suelen sentir inseguridad sobre ellos mismos. No confían en sus capacidades o, ni siquiera, las conocen.
Detrás del miedo al compromiso hay un vacío entre las demandas del medio y los recursos psicológicos de la persona. No desean comprometerse, ven la situación como excesiva y no saben cómo hacerle frente. Por ello, eligen huir, escapar a su zona de confort y ponerse su coraza.
No olvidemos que el carácter y la personalidad que tenemos en nuestra etapa adulta van muy de la mano de la relación que hayamos tenido con nuestros progenitores en la infancia. Por ello, una familia que haya sido excesivamente protectora, rígida en la educación o demasiado permisiva, hace que la persona no pueda desarrollar sus propias estrategias de afrontamiento para valerse por sí misma.
Las personas que padecen este miedo al compromiso, emocionalmente son muy atractivas, son grandes conquistadores. Cuando se ven dentro de una relación estable comienza ese miedo, se activan las señales de alarma y se crean situaciones de confusión en sí mismo y en el otro. En este momento surgen las disonancias cognitivas: la mente crea sus pensamientos de alerta porque no tolera su propia incoherencia. “Seguro que no es la persona que busco”, “No es la mujer o el hombre de mi vida”, “No podrá darme lo que necesito”, “No voy a poder cumplir sus expectativas”, “En realidad no quiero tener pareja estable”, “Aún tengo mucho que experimentar y si tengo pareja no lo voy a poder hacer”, “Tener pareja es tener problemas”,…..
La verdadera razón de todas estas “justificaciones”, de todos estos temores, es la falta de estrategias y de conocimiento sobre uno mismo: ante la ausencia de capacidad para asumir el miedo y gestionar las emociones, huimos y rompemos la relación para tratar de recuperar nuestra zona de confort.
¿Cómo podemos afrontar ese miedo al compromiso?:
El primer paso es reconocer el problema y admitir que tenemos unas limitaciones emocionales que tenemos que trabajar. Debemos mirar a esos miedos de frente, afrontándolos, fortaleciendo nuestra autoestima y sólo así desaparecerán.
Así, el paso más importante es encarar a esos miedos:
-. Si nos valoramos a nosotros mismos, obtendremos más seguridad en las acciones que vayamos realizando y en las decisiones que vayamos tomando. Háblate con cariño y respeto, haz un reconocimiento positivo de tus cualidades y áreas de mejora. Tan importante es saber nuestras limitaciones, como nuestras fortalezas.
-. Trata de expresarte emocionalmente. Aprende a gestionar tus emociones, sobre todo ese malestar y, así, reducirás tensiones. Expresa a los demás lo que sientes, no te calles pero trátalos con respecto. Es importante exteriorizar las emociones positivas que nos despiertan las personas que tenemos alrededor, ellos no son adivinos y siempre es agradable saber que eres importante para la persona que tienes en frente.
Si te resulta muy complicado, comienza esta tarea escribiéndoselo, además, esto te ayudará a reflexionar sobre tus propios sentimientos.
-. No huyas, no rompas esa relación, afronta tus miedos y vencerás. Ve poco a poco. Introduce pequeños cambios que te ayuden a ir entendiendo la nueva situación.
-. No hay pareja que sobreviva sin comunicación y confianza. Estos dos aspectos son claves para una buena relación. En la base de estos pilares tan importantes está la asertividad: di en todo momento lo que pienses y sientas sin herir a la persona que tienes delante, respetando a la que, en este caso, es tu pareja.
El peor de todos los pasos es el primero. No dejes que las dudas te paralicen, sigue hacia delante incluso sin tener la certeza de que estás decidiendo correctamente.
“Aquel que no es lo suficientemente valiente como para tomar riesgos no logrará nada en la vida” Muhammad Ali.
Fuente: Helena Gorostidi Zambrana
Mi miedo es volver a hacer daño a la persona con la que ya hace unos años dejé la relación; mi problema que desde entonces no ha habido un solo día que no halla pensado en ella, sueño con ella y cuando ocasionalmente la he visto no he tenido ni tan siquiera el valor de saludarla, aunque tengo constancia de que ella aún siente algo por mí. Actualmente llevo ya sin verla casi dos años y aveces pienso en escribirle para saber como está y como va su vida, pero aparece el miedo y no al rechazo sino a comenzar un compromiso.
Hola Isabel,
Conseguiste superarlo? Estoy metida en algo similar y no consigo salir del bucle (por un lado quiero estar con él pero por otro pienso en boda o un mayor compromiso y me da mucha angustia).
Un saludo,
María