Amor y desamor ambas caras de una misma moneda. Desde tiempos antiguos estos dos extremos de un mismo sentimiento han sido la inspiración de las más hermosas manifestaciones del arte en general. En la Grecia antigua en el 43 a d c el poeta Ovidio estructuró su grandiosa obra el “arte de amar”.
Es la misma un sutil estudio sociológico sobre las pasiones y sentimientos que se desatan cuando se ama a otro ser. En ella se muestra como hasta los dioses del olimpo no escapaban de estas dolencias afectivas. En el momento que se toma la decisión de hacer vida con otro ser y establecerse en una relación se crea una realidad construida por dos.
Los momentos que se viven son íntimos y profundos. Fisiológicamente el cerebro realiza uniones sinápticas que se relacionan con la imagen de la persona amada. Se generan sensaciones que van desde lo emocional hasta lo físico. La separación por ruptura de una relación de pareja implica un duelo profundo que transita por todas sus etapas.
Es más profundo que el duelo por muerte, por lo general la decisión de distanciarse es unilateral. Quedando una parte en mayor desventaja emocional que la otra. La sensación de quedar en el aire es totalmente normal y aceptable. Muchos fueron los planes, proyectos y rutinas que durante la relación se establecieron.
¿Cómo reinventarse desde la tristeza?
Ese vacío emocional se puede utilizar positivamente si se logra hacer una profunda introspección de lo vivido. Se debe dar un giro hacia la no satanización del otro, reconociendo que el éxito y fracaso de cualquier proyecto es responsabilidad de todas las partes involucradas. Se debe tratar de dejar atrás el odio la culpa y los resentimientos.
Es normal y lógico sentirse mal después de una ruptura amorosa, lo errático es intentar demostrar un falso bienestar. Para poder seguir adelante se debe evitar los encuentros con la persona a la que se amó. Solo de esa forma ese ciclo podrá cerrarse y se conseguirá la sanación de las heridas emocionales que han quedado abiertas.
El error común siempre será querer, como dice el refrán “sacar un clavo con otro clavo”. La nueva experiencia de soledad debe ser utilizada para mejorar como persona identificando no los errores del otro si no los propios. Esmerarse en ser una mejor persona, en solitario reconciliarse con el ser interior para luego poder amar sanamente a otro ser.
Siempre será una oportunidad de emprender todo aquello que en el anterior estado civil no se pudo concretar. Las metas individuales, los proyectos y hasta cambios de imagen que por motivos relacionados a la vida en pareja no se habían podido consolidar.
Es duro pero no es el fin es un nuevo comienzo que hará mas fuerte a la persona. Sabiendo como tomar las enseñanzas de lo vivido se podrá crecer espiritualmente por y para sí mismos.
Es importante entender que nadie llega a la vida de otro por azar, el fin de encontrarse siempre será aprender.
También te puede interesar
¿ Cuales son los síntomas de la ansiedad ?
¿Eres infiel?
¿Pseudología fantástica o fantasía?