Convivir con una persona que sufre de trastorno bipolar supone todo un reto; ese mar de emociones, se convierte en una auténtica montaña rusa que hace de la cotidianidad, una rutina con altos y bajos, en la que las caídas pueden ser abrumadoras. Descúbranse algunas formas de sobrellevar este duro compromiso.
¿Qué implica ser bipolar?
Se habla de la enfermedad mental severa en la que el afectado, experimentan cambios abruptos y poco comunes, de su estado de ánimo; la persona bipolar, pasar de estar activo y feliz, a cuadros agudos de depresión y tristeza sin razón aparente, dando lugar a un ciclo sin fin. En palabras más simples, el trastorno se presenta como una constante fluctuación en el estado de ánimo, con cambios súbitos.
El trastorno evidencia dos estados de ánimos, por un lado las sensaciones de euforia y actividad y por el otro, las de desesperanza y tristeza – denominadas manías y depresión respectivamente – cada uno con sus características propias.

¿Qué esperar cuando se atraviesan episodios maníacos?
El paciente bipolar en etapa maniática se caracteriza por mostrar:
- Actitud alegre, llena de optimismo, ánimo y fuerza
- Sensación de alteración, nerviosismo o ansiedad
- Creatividad y capacidad para ejecutar múltiples tareas
- Rapidez en el habla, alternando de un tema a otros sin detenerse
- Menos descanso y horas de sueño
- Irritabilidad ante necesidades no satisfechas.
- Conductas poco frecuentes que incurren en los excesos y actitudes de riesgo en proyectos
- Mayor interés sexual.
Las señales que alertan de episodios depresivos
En contraparte a los signos anteriores, la fase depresiva se caracteriza por la sensación imperante de tristeza y preocupación; el afectado, se siente abandonado, lo que conlleva a que se aísle, muestre cansado, apático y con dificultad para concentrarse. Del mismo modo, es común que pierda el interés por las actividades que antes le resultaban placenteras, o al menos, motivantes.

¿Cómo es la convivencia con el paciente bipolar?
Convivir con alguien que sufre una enfermedad mental resulta bastante difícil, y el trastorno bipolar no es la excepción; sin embargo, como en cualquier otra, el bienestar del paciente está sujeto al apoyo familiar.
¡El trastorno bipolar no es culpa de nadie!
Lo primero que debe entenderse es que nada de lo que se haga conseguirá que el afectado deje de atravesar por una fase u otra; resulta erróneo intentar esforzarse por modificar la conducta, cambiar los hábitos o cohibirse de ciertos comportamientos para evitar que se altere su estado de ánimo, nada de lo que se haga detendrá sus reacciones.
La ayuda debe ser para todos:
Antes de intentar ayudarle, quien convive con una persona con trastorno bipolar tiene que cuidare su propia salud mental, de lo contrario, terminará desgastándose; el ejercicio, cuidado de la alimentación y realización de actividades gratificantes es tan crucial como encarar la idea de que el afectado pueda herirle en muchos momentos, aun sin desearlo en realidad.
Recomendaciones que mejoran la convivencia con quien padece trastorno bipolar:
Adicional a lo antes mencionado, se aconseja buscar ayuda profesional, no solo para el afectado, sino para todos los que forman parte de su entorno habitual; además del tratamiento oportuno, la idea es dejar de estigmatizar a los trastornos mentales y convertir en víctima al paciente. El amor, apoyo y comprensión no pueden faltar, evitando andar juzgándole o regañando por las conductas que evidentemente no puede controlar, es importante enfocarse en comprenderle y mostrar preocupación por su bienestar.
También te puede interesar
Efectos psicológicos relacionados con el covid 19
Síndrome de Asperger : Qué es y cómo convivir con él
Como enfrentarnos al Covid-19