El hígado es un órgano vital, que tenemos localizado en la cavidad abdominal, en el lado derecho, por debajo de las costillas. Y se encarga de funciones como la producción de algunas proteínas, que son fundamentales para que la sangre coagule de forma correcta; también se encarga de la producción de las sales biliares, la clásica bilirrubina que se eliminará hacia el tubo digestivo por los conductos biliares para hacer bien la digestión; y también es nuestra “depuradora”, se encarga de metabolizar las sustancias tóxicas.
Hay muchos tipos de cánceres o tumores malignos de hígado. Entre ellos podemos diferenciar dos: los más importantes son los que derivan precisamente de esa especie de sistema de cañerías, que son las vías biliares, que denominamos colangiocarcinoma; y el segundo tipo que es el que deriva de las propias células del hígado, que es el que llamamos hepatocarcinoma o carcinoma hepatocelular.
Aunque las muertes por cáncer, afortunadamente están disminuyendo año a año, no ocurre ésto con el hepatocarcinoma, que desgraciadamente sigue creciendo y además de todos los tumores, es el que va a la cabeza en este crecimiento.
El hepatocarcinoma es un tipo de cáncer que se va a dar fundamentalmente en pacientes que sufren del hígado, que sufren lo que llamamos cirrosis o hepatopatía.
¿Cuáles son los factores de riesgo clave para desarrollar cirrosis?
Aparte del tan clásico consumo de alcohol, existen otros como puede ser el virus de la hepatitis B, el virus de la hepatitis C y una entidad cada vez más creciente que es el hígado graso, la esteatohepatitis no alcohólica.
Por tanto, uno de nuestros principales esfuerzos debe consistir en evitar desarrollar esa cirrosis:
- Evitar prácticas sexuales de riesgo
- Evitar las transfusiones sanguíneas que no estén controladas
- Evitar la dieta rica en grasas
- Evitar el sedentarismo
- Consumir alcohol de forma moderada
El pronóstico de un hepatocarcinoma es desalentador, solamente lo empeora el cáncer de páncreas. Sin embargo hay que decir que hay dos escenarios muy diferentes, porque el hepatocarcinoma si se diagnostica a tiempo lo podemos curar.
Porque precisamente los pacientes que tienen una cirrosis ya diagnosticada, se pueden beneficiar de un programa de seguimiento por medio de su médico de digestivo. Por ejemplo, lo que se suele hacer en España es una ecografía abdominal aproximadamente cada seis meses y si se detecta una lesión sospechosa, se pondrá en marcha el sistema para tratar ese tumor.
Una vez que desgraciadamente tenemos diagnosticado el hepatocarcinoma, podemos hablar de dos estadíos fundamentales:
-El estadío localizado, en el cual podemos mentar un tratamiento curativo y dentro de ese tratamiento curativo tenemos tres modalidades:
- La cirugía propiamente dicha
- El trasplante hepático
- La radiofrecuencia
Que se emplearan en los pacientes en función de sus características y del tipo de tumor.
-Cuando el tumor ha avanzado y ya no podemos hacer un tratamiento curativo, sí que tenemos tratamientos para intentar al menos controlar la enfermedad y mejorar la vida de nuestros pacientes. El más empleado hasta la actualidad, lo que se llama la quimioembolización transarterial, consiste básicamente en entrar a uno de los vasos que irriga ese tumor dentro del hígado y soltar una serie de sustancias que van a conseguir bloquear el flujo sanguíneo y meter quimioterapia a su vez, tratando de necrosar ese tumor.
Hasta el año 2007 el panorama se acababa aquí. Afortunadamente lo que era un panorama bastante oscuro, se está convirtiendo en un panorama apasionante para nosotros los oncólogos, porque aparece la primera terapia sistémica aprobada en hepatocarcinoma, que es el sorafenib. Éste es un fármaco de administración oral, pastillas, es lo que denominamos los nuevos quimioterápicos, los agentes anti diana, que tratan no de actuar en un amplio espectro, sino bloquear dianas selectas que están especialmente localizadas en esas células tumorales, tratando de mejorar por un lado la eficacia y por otro lado disminuir la toxicidad de nuestros pacientes.
Dicho esto, en los últimos años se está dando un avance enorme en el conocimiento de la biología molecular del cáncer y no es menos en el hepatocarcinoma, que es de los que más se está avanzando, gracias al laboratorio que para nosotros es un elemento fundamental.
En nuestro servicio, estamos muy implicados en conseguir darle excelencia a nuestros pacientes. Y ésto consiste en: Por un lado ofrecerle las terapias estándar; pero también intentarles ofrecer otro tipo de terapias innovadoras, en el contexto de ensayos clínicos muy revisados, en distintos momentos de la enfermedad, tratando de mejorar el pronóstico y la calidad de vida de estos pacientes y si no para ellos, para pacientes que podamos tener en el futuro.
Por último, en el tratamiento del hepatocarcinoma es clave el tratamiento multidisciplinar.
Fuente: Doctor Jorge Adeva Alfonso, Oncólogo Médico del Hospital 12 de Octubre
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