Todos nos fijamos en una serie de características cuando buscamos pareja. Estas características en las que nos fijamos, no son las mismas para todas las personas. Para unos será más importante la belleza, la inteligencia, para otros un carácter más abierto, la simpatía, los valores que tengan en la vida, … Por separado o en conjunto y ligadas a otras muchas más, son las cualidades que deseamos encontrar en esa persona. De muchas de ellas somos conscientes, de otras, como por ejemplo el modelo familiar, la educación que hayan recibido,… no tanto.
Encontrar a esa persona adecuada no es cuestión de suerte sino de saber elegir conscientemente a alguien con quien podamos crear un proyecto en común… Es cierto, que no es tarea fácil y que en muchas ocasiones fracasamos en el intento,… Estos fracasos sentimentales nos llevan a la desilusión, a la desconfianza,… Nos llenamos de sentimientos y emociones negativas al respecto, pensando que “somos unos bichos raros”, que “jamás encontraremos a alguien con quien compartir nuestra vida”,…
Elegir pareja es una de las decisiones más importantes que realizamos en nuestra vida, pero, sorprendentemente, solemos invertir muy pocos recursos en reflexionar y esforzarnos para tratar de tomar la mejor decisión.
Debemos ser conscientes de que, a pesar de haber invertido los recursos necesarios en tomar esa decisión, el éxito no está asegurado. Convivir en pareja es como una carrera de fondo. Debemos realizar un esfuerzo continuo y cuidar la relación constantemente,… Teniendo en cuenta todos estos factores, existen infinidad de tipos de parejas: las que se forman y las que se deforman, las que se paralizan y las que se activan, las que se reinventan, las que se deshacen y las que se rehacen,… las que aprenden, las que crecen, las que se perfeccionan en conjunto y a nivel individual, las que se respetan,…
Es muy importante el continuo ajuste y aprendizaje en pareja y de pareja.
Para saber convivir en común con la otra persona, será necesaria una buena y constante comunicación, además de una adecuada inteligencia emocional. Estas habilidades junto con una correcta capacidad de afrontamiento ante las dificultades, que sin lugar a duda llegarán, y para las que tenemos que estar preparados, a lo que sumaremos unos adecuados reforzadores para evitar caer en la temida rutina, son cabales predictores del éxito.
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