“Una aventura discreta”, “Un paréntesis infiel”,… Llámalo como quieras: infidelidad, “cuernos”,… Esto es de sobra conocido por todos, ya sea porque lo has vivido personalmente, porque eres víctima, o porque eres verdugo, porque te lo ha contado tu amiga, o tu padre… La tentación existe. Estudios recientes demuestran que el 50% de la población es infiel. Y ese 50% se jacta de unos valores que no tiene, dice que “nunca lo haría”, lo niega y critica a los que sí lo hacen, pero miente, peor aún, se miente así mismo y eso es tan triste….
Actualmente la red, los mensajes instantáneos como whatssap, las redes sociales, portales de contacto… han introducido nuevas posibilidades para llevar a cabo el adulterio. En ocasiones tan sólo se queda en un intercambio de mensajes y fotos con alto contenido erótico, otras veces se llega hasta la cita, “se echa una canita al aire” y cada uno a su casa.
Estudios recientes indican que en la franja de edad de 30 a 45 años, ha aumentado la infidelidad, lo que por otro lado fundamenta la leyenda de “la crisis de los siete años”. La mayoría de estas personas vuelven al redil, es decir, mantienen “ese tonteo”, esa experiencia, pero siguen al lado de la persona querida, la que les da la estabilidad que necesitan, el cariño y la compresión deseada…
Y el lema es el siguiente. No deseas un cambio radical en tu vida, en realidad quieres a tu pareja, a tus hijos, pero la vida es corta, necesitas hacer algo diferente, con morbo, atrevido… Internet, las nuevas tecnologías,… te lo ponen fácil, convirtiéndose, actualmente, en la modalidad más común de traicionar.
Esta irrupción afecta sobre todo a aquellos que tienen cierta estabilidad emocional y sienten esa fatiga conyugal, lo que les lleva a buscar algo diferente…
Con las nuevas tecnologías hay más posibilidad de ser infiel y el impacto que tiene en la relación acaba siendo muy ambiguo. Como he dicho anteriormente, la mayoría de estas personas no pretende dejar a la persona que quiere. Generalmente empieza por curiosidad, por encontrar esa chispa que le hace falta (de nuevo tenemos presente “la temida crisis de los siete”), se siente atractivo, deseado, “cotiza al alza” y eso aumenta las sensaciones positivas en la persona. ¿Acaso no se dan cuenta que están jugando con algo serio? Utilizan un arma de doble filo y no son conscientes de ello. Porque las nuevas tecnologías invitan a la traición, pero son chivatas y si se te va de las manos, puede que tu pareja se entere… En ese caso: ¿Serás tan valiente como para aceptar la derrota?, ¿vas a reconocer que te han pillado?, ¿o lo vas a negar hasta la saciedad, atacando a tu pareja con frases como: “no respetas mi intimidad”, “estás loca/o”, “no has leído bien”, “ella me envió las fotos”, “no sé de qué me hablas”?… Demasiado triste ¿no crees?
Una de las fuentes de mayores problemas y de rupturas en las parejas es el móvil. Tiger Woods fue descubierto cuando su mujer le pilló unos “mensajes picantes” en el móvil. El 72% de las mujeres casadas no tiene reparo moral en espiar los mensajes de sus maridos y en nueve de cada diez infidelidades estaba de por medio esta dichosa herramienta… Avasallar la intimidad de tu pareja mirando su móvil no está bien, pero lejos de defenderlo: ¿no está peor jugar con los sentimientos de tu pareja y negarlo cuando el cazador ha sido cazado? Claro está que la mejor defensa es un buen ataque ¿cierto?
En muchos de estos casos de infidelidades el objetivo era un reencuentro con su expareja o amistad de la adolescencia o de la juventud. Comienzas a enviarte mensajes con tu ex o encuentras por la red social a esa chica que conociste cuando estudiaste o trabajaste en aquella ciudad…
Como se puede ver, la tecnología ha entrado de lleno en la habitación conyugal, sobre todo en la franja de edad mediana señalada anteriormente, que es la que suele enfrentarse más a la rutina, al cansancio, a los problemas laborales y al aburrimiento ¿Y todo esto no será un reflejo de los tiempos en los que vivimos? Parece que hemos asumido con demasiado libertinaje que una relación se pueda romper por el hedonismo o la búsqueda de placer. No importa lastimar y mentir a tu pareja… Personalmente, me niego a que esto sea así. Trata de cuidar tu relación desde la comunicación, la confianza y el respeto mutuo. Ante un problema no tires la toalla y procura ser sincero siempre sin caer en el “sincericidio”. Respeta la intimidad de tu pareja y la tuya propia. Procura que, ese trocito que compartes, sea muy rico. No mientas, sobre todo no te engañes a ti mismo y riega cada día lo que tienes para que siga creciendo, o al menos se mantenga.
Cuestiónate si realmente merece la pena poner en juego lo que tienes y hacer daño gratuitamente.
Cada uno es dueño de su relación y la traición es una decisión personal. Pero si decides hacerlo, se valiente y no juegues con ventaja, házselo saber ya que en esta vida, mucha veces, no se puede tener todo…
Fuente: Helena Gorostidi Zambrana
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