Comienzan a presentar dificultades para digerir la lactosa o azúcar natural que está presente en la leche, esta afección la sufren 1 de cada 3 personas.
Ante la intolerancia a la lactosa se pueden presentar los siguientes síntomas: las náuseas, la diarrea, la distensión abdominal, el malestar general, la pesadez y el cansancio. Sin embargo existe una cuantiosa suma a nivel mundial que padece de la intolerancia a la lactosa, pero sólo una pequeña parte de ellos han sido diagnosticados.
Los exámenes médicos usados para detectar la intolerancia a la lactosa abarcan desde las pruebas de aliento, el análisis del pH en las heces o pruebas de tolerancia al azúcar natural de la leche. Los productos lácteos que se digieren más fácilmente están: la leche de soja, el helado, la leche de cabra y el yogur.
Cabe destacar nuevamente que el hecho de ser intolerante a la lactosa no significa que debemos omitir el consumo de leche en la dieta, ya que ella contiene compuestos importantes, como por ejemplo la vitamina D, la proteína, la riboflavina y el calcio.
Cabe destacar que hay una gran barrera entre alergia a la leche de vaca e intolerancia a la lactosa. Debido a que en el caso de alergia es completamente necesario eliminar este alimento de la dieta ya que el organismo puede tener una reacción alérgica demasiado fuerte en el aparato digestivo, en la piel o las vías respiratorias.
Las personas que quieran seguir consumiendo leche, deberán consumir aquella leche que por ende no contiene lactosa.
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