La apoplejía es una enfermedad que afecta directamente al cerebro. Esta parte del cuerpo posee más de 10 mil millones de neuronas que conectadas entre sí producen sensaciones, pensamientos y controlan movimientos.
El cerebro obtiene su combustible del oxigeno y la glucosa.
No obstante si un área del cerebro queda privada de oxigeno, aunque sea sólo unos segundos, las funciones del cerebro se ven claramente alteradas. Si la privación de oxigeno tomas más tiempo, unos minutos más, las neuronas comienzan a morirse provocando así una seria lesión neuronal que queda permanente en la persona afectada, pudiéndole quitar funciones motoras.
Cuando el cerebro se ve privado de oxigeno, una situación denominada isquemia, se desencadenan una serie de reacciones químicas que intensifican la lesión de los tejidos cerebrales dando lugar a una apoplejía. Una vez llegado a este punto se rompen los vasos sanguíneos y la sangre llega al cerebro lo que interrumpe los circuitos de conexión de neurona a neurona.

¿Cuáles son las consecuencias de dicho ataque cerebral?
Por lo general este ataque lesiona el área del cerebro que controla las emociones. Además se produce un habla monótona y produce la incapacidad parcial o total de comprender las emociones de los demás.
Otras de las consecuencias de la apoplejía son los cambios de humor repentinos, ataques de risa o euforia o llanto o melancolía, gran tristeza y desconfianza a los que lo rodean.
Ciertamente, para los familiares de la víctima es un gran desafío atenderlo y cuidarlo pero estos deben comprender que para la persona con apoplejía también es un gran desafío aceptar sus limitaciones y notar que ya no puede hacer lo mismo que antes, por eso se debe tener en cuenta la situación en la que se encuentra la persona afectada y tratar de ser lo más compresible que se pueda.
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