Enfermedades y su tratamiento

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Los derechos asertivos

1–    Derecho a ser tu propio juez: Este es uno de los derechos asertivos principales y del que se derivan todos los demás. Significa que tienes derecho a tener tus propias opiniones y creencias, que tienes derecho a evaluar tus sentimientos y tu conducta y a aceptarlos como válidos si así lo crees, aunque a otros no les parezcan aceptables. Para poder ejercer este derecho debes ponerte de acuerdo contigo mismo para decidir qué quieres. Tienes que aprender a juzgar tus acciones claramente, sin ser exigente en exceso y sin caer en la autoindulgencia. Tú decides cuál es tu escala de valores y cuáles son tus metas y, lo más importante, es que debes actuar de acuerdo a estas directrices.

2-    Derecho a elegir si nos hacemos o no responsables de los problemas de los demás: Si somos asertivos, podremos optar por sentirnos responsables, tan solo, de nuestros propios problemas. Por ejemplo, si un compañero no nos deja centrarnos en nuestro trabajo porque  nos está agobiando contándonos sus problemas, podemos adoptar una postura asertiva pidiéndole por favor que nos deje trabajar y que nos cuente sus dificultades en otro momento, o que pida ayuda a un profesional, sin que nos sintamos responsables de su problemática. El derecho a elegir si nos hacemos o no responsables de los problemas de los demás incluye que seamos capaces de anteponer nuestros intereses a los de los demás, al menos en ocasiones. Lo más racional es intentar respetar nuestros intereses y los ajenos, buscando soluciones favorables para ambos siempre que sea posible. Pero hay momentos en los que es razonable anteponer nuestras necesidades a las de los demás.

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3-    Derecho a elegir si queremos o no dar explicaciones: Si te riges según tus juicios, no tienes por qué verte obligado a dar explicaciones acerca de tu comportamiento, esperando a que los demás decidan si es aceptable o no. Los verdaderos responsables de nuestra vida, de nuestras emociones y conductas somos nosotros mismos.

4-    Derecho a cambiar de opinión: Vivimos en una realidad compleja y cambiante, por ello es saludable, normal y adaptativo admitir que podemos cambiar de opinión.

5-    Derecho a cometer errores: Si eres una persona asertiva y, por tanto, juzgas por ti mismo tus propios errores, reconocerás sin problema que te has equivocado, que has cometido un fallo,… Lo verás como algo normal sin sentirte culpable por ello.

6-    Derecho a decir “no lo sé”: Tenemos que responder con total tranquilidad que no sabemos algo, debemos preguntar cuando no sabemos o no entendemos un concepto, una situación,…. Tenemos que aceptar que no podemos saberlo todo. No necesitamos tener respuestas a todas las cuestiones para poder sentirnos valiosos y eficaces.

7-    Derecho a no necesitar la aprobación de los demás: Intentar agradar a todo el mundo es imposible y negativo para uno mismo. Si actuamos así, podemos caer en el servilismo, en la manipulación, dejaremos de ser fieles a nosotros mismos,  en definitiva, no seremos libres.

8-    Derecho a tomar decisiones ajenas a la propia lógica: La lógica y el razonamiento suelen basarse en afirmaciones de “todo o nada”, pero nuestras emociones y sentimientos no suelen ser tan claros. Por ello, la lógica y el razonamiento son poco eficaces a la hora de resolver este tipo de conflictos. Ten presente que tienes derecho a elegir tus metas, a decidir lo que quieres, aunque las razones que tengas para ello no sean claras o lógicas.

9-    Derecho a no comprender las expectativas ajenas: No somos adivinos para saber las expectativas de los demás y aunque debemos estar atentos y ser empáticos, es conveniente que sean las personas implicadas las que expresen sus deseos.

Derecho a no intentar alcanzar la perfección: Cada uno de nosotros debemos juzgar y elegir nuestras metas según nuestras preferencias y que si otra persona trata de manipularnos para conseguir que hagamos lo que quiere argumentando que es mejor, podamos pensar y decir “ No me importa”. Tenemos derecho a que no nos interese buscar esa perfección, bastará con que hagamos las cosas en la forma más satisfactoria que buenamente podamos.