La parálisis facial es un trastorno muy frecuente, que se da un caso entre cada cien mil habitantes en la población general.
Las consecuencias inmediatas de tener una parálisis facial son importantes, porque producen una falta de sonrisa, así como un déficit de cierre ocular.
Actualmente para rehabilitar una cara paralizada, existen una multitud de técnicas. Podemos dividirlas de forma general, en técnicas estáticas y técnicas dinámicas.
Las técnicas dinámicas de última generación, son técnicas que implican microcirugía nerviosa y microcirugía vascular. Entre las técnicas dinámicas para obtener una sonrisa social y espontanea, tenemos las transferencias nerviosas y los trasplantes musculares.
Para realizar estas técnicas de rehabilitación dinámica y la parálisis facial, es imprescindible contar con equipo experimentado de microcirujanos, así como un microscopio específico para rehabilitación y reparación nerviosa.
La elección de la técnica a emplear en cada paciente que presenta una parálisis facial, va a depender de muchos factores, entre ellos está, en la edad del propio paciente, la causa u origen de dicha parálisis facial, si se han realizado o no otras intervenciones quirúrgicas a nivel facial y, sobre todo, el estado general del paciente.
Los resultados que obtenemos con estas dinámicas microquirúrgicas, en la parálisis facial, llegan a un altísimo porcentaje de simetrización de la sonrisa y casi llegamos a un cien por cien, en cuanto al cierre ocular.
Para la medición de estos resultados, es imprescindible la ayuda de un medidor facial en tres dimensiones, con imágenes infrarrojas que realiza un ordenador y que nos da una exactitud impresionante en los resultados.
Fuente: Doctor Bernardo Hontanilla, Director del Departamento de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética de la Clínica Universidad de Navarra
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