El Parkinson es una enfermedad neurológica que se manifiesta con síntomas motores, que son los clásicos que todo el mundo conoce:
- El temblor
- La rigidez
- La lentitud del movimiento
Y síntomas no motores, como puede ser:
- El dolor
- La depresión
- Los trastornos cognitivos
Estos síntomas del Parkinson son debidos a una falta de fabricación de dopamina del cerebro.
La base del tratamiento consiste en la restauración de la dopamina cerebral. Ésto lo podemos conseguir con diferentes estrategias:
Podemos dar un tratamiento farmacológico, que irá dirigido a reparar la falta de dopamina cerebral.
Podemos conseguirlo también con la cirugía. La cirugía del Parkinson inducirá cambios en el cerebro para que mejore la actividad del área motora cerebral.
Y finalmente, las terapias complementarias también pueden conseguir este cometido.
Las terapias complementarias cobran cada día un valor más importante, porque tanto el tratamiento médico como el tratamiento quirúrgico tienen serias limitaciones.
En primer lugar, el tratamiento tanto médico como quirúrgico, tiene algunas contraindicaciones y no todas las personas pueden ser aptas para seguir estos tratamientos. Pero además tienen una serie de complicaciones y de falta de efecto, por ejemplo, algunas veces no tenemos respuesta a síntomas como puede ser la disfagia.
En este sentido las terapias complementarias pueden ser de gran utilidad.
Las terapias complementarias que aplicamos en la enfermedad de Parkinson son:
- La fisioterapia
- La logopedia
- La terapia ocupacional
- La psicoterapia
- La rehabilitación cognitiva
De hecho cada día existen más estudios que demuestran el beneficio de las terapias complementarias. Sin ir más lejos el año pasado se publicó un estudio en el que se demostró que en unas ratas de laboratorio, a las que se sometía a un ejercicio intensivo, mejoraba la conectividad cerebral del estriado, que son los núcleos donde hay la falta de dopamina de estos animales.
También otro estudio publicado muy recientemente, en este mismo año dos mil catorce, demuestra que el ejercicio es probable que sea una estrategia neuro protectora eficaz en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
En base a todo esto, tenemos que tener en cuenta que la enfermedad de Parkinson es una enfermedad que requiere un abordaje multidisciplinar, que los pacientes están satisfechos con el uso de terapias complementarias y que además tenemos una evidencia creciente del efecto de estas terapias, tanto para mejorar los síntomas, como incluso para un posible efecto preventivo.
Fuente: Doctora Àngels Bayés, Directora de la Unidad del Parkinson y Trastornos del movimiento del Centro Médico Teknon
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