Nos ayuda a conseguir lo que queremos, hace que sigamos insistiendo a pesar de los problemas que podamos encontrarnos en el camino y nos guía definitivamente hasta conseguir la meta propuesta.
La motivación está presente en todas las áreas de nuestra vida. En el trabajo, en la realización de nuestros hobbies, en el ámbito familiar, social y, por supuesto, en la práctica deportiva.
Es un error pensar que, como no somos deportistas de élite, como no competimos, no necesitamos estar motivados a la hora de practicar cualquier tipo de deporte. Parece que sólo los deportistas de competición están obligados a ponerse metas,… NO! Nosotros, como deportistas “aficionados”, necesitamos plantearnos objetivos, necesitamos esa inyección de motivación!
Todos sabemos que la mayoría de las personas que se acercan por primera vez a un gimnasio tienen una tasa de abandono altísima. Estamos hablando de casi un 50%! Y qué es lo que falla? Fallan las prisas por querer alcanzar el objetivo, falla el planteamiento de objetivos reales, la constancia, la capacidad de esfuerzo y sacrificio y, en la base de todo, está la motivación.
-. Por ello, el primer paso de cualquier entrenador es: conocer el nivel de motivación de su alumno.
Es esencial que tanto el entrenador, como el alumno tomen conciencia de aspectos como: ¿Por qué quieres realizar esa actividad física en concreto?, ¿Cuál es tu objetivo, tu meta? En base a esto último, tiene que quedar muy claro que conseguir ese “cuerpo 10”, “perder esos kilitos que sobran” o “estar como el tío de la foto”, supone un esfuerzo, una dedicación y hay que pensar en cómo se van a superar las dificultades con las que se van a encontrar y si realmente merece la pena.
La constancia es la base de todo esto y esa constancia se alimenta directamente de la motivación. Tengamos presente que, como animales que somos, actuamos en base a dos motivos: huimos de lo que nos causa dolor y nos encaminamos hacia lo que nos da placer. Asimismo, cada persona tiene su propio concepto, su propia visión acerca del dolor y del placer.
-. Por este motivo el segundo paso a considerar será: reflexionar, reconocer qué inconvenientes genera el hecho de querer “estar cachas”, “en forma” o “perder esos kilitos de más” y que beneficios y placeres disfrutará si trabaja para poder lograr su objetivo. En muchas ocasiones esta breve reflexión es garantía de éxito para conseguir ese compromiso tan necesario.
En general, si se cree que hay más placer que dolor al hacer algo, es fácil mantener la motivación y ocurre lo mismo en caso contrario. Por ello, hay que evaluar la potencia y la fuerza de los argumentos planteados para conseguir constancia en la práctica deportiva.
Nos podemos encontrar con personas que tengan serias dificultades para encontrar motivación en este campo. En la mayoría de los casos, lo que ocurre es que existen un conjunto de ideas negativas asociadas que impiden o dificultan la búsqueda de motivación. Algunos ejemplos de estas ideas son: “Aunque haga deporte, no voy a conseguir adelgazar”, “No soy bueno en la práctica deportiva”, “Soy torpe, no tengo fuerza, ni agilidad”, “Nunca consigo lo que me propongo”,….Todo este conjunto de ideas y creencias negativas que tanto daño nos hacen, se pueden modificar en consulta con éxito garantizado. Ten presente que cuanto más grandes sean tus sueños, más lejos llegarás. Trata de salir de tu zona de confort, vence esa sensación de vértigo y alcanza tu sueño.
-. Importantísimo, establecer objetivos realistas. Plantéate metas a corto plazo, para poder disfrutar de esos pequeños logros. Así, poco a poco, te irás estimulando para poder alcanzar tu meta.
-. Registra esos pequeños logros alcanzados después de cada entrenamiento y celebra el éxito alcanzado. Te lo has ganado!
-. Trata de divertirte y variar en la práctica deportiva. Elige actividades que ayuden a que puedas ver el deporte como algo divertido.
-. Visualiza la meta que quieres conseguir. Describe con todo lujo de detalles la imagen con el objetivo cumplido y llévala a tu mente en repetidas ocasiones para hacerla tuya.
Asegúrate de que tu mayor enemigo no está entre tus dos orejas y encima de tus hombros. Recuerda siempre que los campeones nacen de la motivación y que fracasas en el 100% de las cosas que no haces.
“He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. 26 veces me han confiado el lanzamiento ganador y lo he fallado. He fracasado una vez tras otra en mi vida. Y así es como he triunfado”. Michael Jordan. Considerado el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos y uno de los deportistas más influyentes de la historia.
Fuente: Helena Gorostidi Zambrana
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