El Trastorno Explosivo Intermitente (TEI) está clasificado como un trastorno de control de impulsos, caracterizado por expresiones extremas de enfado, ira descontrolada y agresión impulsiva, totalmente desproporcionadas respecto a la situación o circunstancias que la producen.
La agresión impulsiva no es premeditada, ni con intención de conseguir un objetivo. Se define como una reacción desorbitada ante cualquier provocación, ya sea esta real o percibida.
Algunos pacientes refieren experimentar alteraciones afectivas como estrés, cambios de humor,… justo antes de que de comienzo la ira.
Los pacientes diagnosticados con TEI informan de que sus episodios de ira son breves (duran menos de una hora), aislados y con gran variedad de síntomas corporales (sudoración, opresión torácica, palpitaciones,…). Los actos violentos están acompañados de una sensación de liberación, en algunos casos hasta placer, pero, este comportamiento agresivo, también provoca remordimientos una vez concluido el episodio.
Se estima que un 4-6% de la población cumple los criterios para el TEI en algún momento de su vida y es más frecuente en varones.
Este trastorno puede comenzar en la infancia, pero su inicio es más habitual en la adolescencia, más o menos entre los 13-18 años. Así mismo, parece que estamos ante un trastorno crónico.
Diagnóstico:
Los criterios del DSM-IV para el TEI:
1- Ocurrencia de episodios aislados de fracaso al resistir los impulsos agresivos, y que tienen como consecuencia asaltos violentos o destrucción de la propiedad
2- El grado de agresividad expresada durante un episodio es desproporcionada con relación a la provocación sufrida o al estimulo psicosocial precipitante
3- Debe haberse descartado la presencia de otros trastornos mentales que puedan causar comportamientos violentos, como el Trastorno Antisocial de la Personalidad, el Trastorno Límite de la Personalidad o el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Además, los actos de agresión no pueden estar provocados por algún tipo de condición médica: un dolor de cabeza, la enfermedad de Alzheimer,…o por el efecto de un abuso de sustancias o de un medicamento.
El TEI se ha asociado a una alteración de los niveles de serotonina e insulina, a un menor metabolismo de la corteza prefrontal y a una mayor actividad de la amígdala.
Tratamiento:
El tratamiento más habitual incluye la terapia cognitivo-conductual y el tratamiento psicofarmacológico.
Es necesario enseñarles a controlar sus impulsos, aumentar la conciencia y el control sobre la ira y tratar el estrés emocional que acompaña y caracteriza estos episodios.
Son efectivos en la terapia el uso de juegos de atención y control inhibitorio. Así mismo, la relajación juega un papel importante en las terapias.
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