El síndrome de Asperger es un trastorno del neuro-desarrollo que se incluye dentro del espectro autista (TEA).
El cerebro de la persona funciona de manera diferente a la habitual, especialmente en la comunicación e interacción social recíproca; la comunicación verbal y no verbal, a menudo toman significados literales de lo que leen o escuchan; son más felices con rutinas y ambiente estructurado. Cuando encuentran dificultad en decidir qué hacer caen en sus actividades preferidas; resistencia para aceptar cambios, inflexibilidad de pensamiento, poseer campos de interés estrechos y absorbentes, así como en la adaptación flexible a las demandas diarias. Si logramos penetrar en su «pequeño mundo propio» podremos ayudarle a incorporarse mejor en la sociedad.

Por otro lado, son personas extremadamente buenas en habilidades de memoria (hechos, figuras, fechas, épocas, etc.). Muchos sobresalen en matemáticas y ciencia.
Algunos niños y niñas tienen capacidades notables de la lectura, aunque usted debe controlar si también entienden el texto. La capacidad de leer con fluidez sin entender el significado es conocido como hiperlexia.
Son muy competitivos. Les agradan las alabanza, ganar y ser primeros. Pero el fracaso, la imperfección y la crítica les resulta difícil de sobrellevar. El mal comportamiento a menudo es debido a la incapacidad para comunicar sus frustraciones y ansiedades. Necesitan amor, dulzura, cuidado, paciencia y comprensión.
Existe un amplio abanico de síntomas, dependiendo de la severidad del síndrome. Niños con un grado , el niño muy levemente afectado resulta a menudo no diagnosticado y puede apenas parecer raro o excéntrico.
Si la educación del niño/a con el síndrome de Asperger va a hacerse en una escuela ordinaria es importante que se disponga de la cantidad correcta de ayuda. Para conseguir la ayuda correcta debe elaborarse una «Declaración de Necesidades Educativas Especiales» a partir de las recomendaciones provistas por usted y los especialistas. Actualmente en las escuelas, esa ayuda es prestada por las Asistentes de Apoyo Especial y consiste en un determinado número de horas semanales basado en las necesidades de la persona para ayudarle a tener acceso a los planes de estudios y a desarrollarse en el entorno social.

El vínculo entre el colegio y el hogar es de vital importancia, una comunicación fluida es imprescindible en el intercambio de información sobre los logros y problemas que van apareciendo.
Estrategias de ayuda
Son muchas las cosas que usted puede hacer para ayudar a su hijo a entender mejor el mundo y, de este modo, hacer la vida de todos un poco más fácil. Las ideas que se detallan a continuación, son solamente sugerencias:
- Utilice un lenguaje directo y concreto, sin ambigüedades o dobles sentidos.
- Utilice instrucciones simples. Para los trabajos complicados utilice listas o dibujos.
- Intente conseguir la confirmación de que entiende de lo que usted está hablando o preguntando; no se conforme con la respuesta Sí o No que tan habitualmente proporcionan.
- Explíquele porqué deben mirarle cuando usted les habla, deles ánimo, proporcione alabanzas para cualquier logro, especialmente cuando utilizan espontáneamente una habilidad social.
- En algunos jóvenes que aparentan no escuchar cuando se les habla, el acto de «cantar» sus palabras puede tener un efecto beneficioso.
- Limite cualquier opción a dos o tres ítems.
- Intente entender la importancia de sus rutinas y “rigideces”. Son elementos importantes que le proporcionan seguridad.
- Limite su tiempo para los «intereses especiales» a fracciones diarias de tiempo siempre que sea posible.
- Practique la «Toma de Turnos» en la mayor cantidad posible de actividades tanto en los juegos como en el hogar.
- Prepárele de antemano para cualquier cambio, y proporcione índices de alerta cuando usted desee que termine una tarea. Ej.: «Cuando termines de lavarte los dientes, iremos al parque».
- Intente introducir una cierta flexibilidad en su rutina. Si aprenden temprano que las cosas cambian y, a menudo sin aviso, puede ayudar.
- No espere que actúen siempre de acuerdo a su edad. Generalmente son inmaduros.

- Intente identificar los «disparadores de tensión», evítelos si es posible, esté preparado para distraerles con alguna alternativa, por ejemplo «Ven a ver esto… «.
- Encuentre una manera de hacer frente a problemas de comportamiento. Quizá, restándole importancia si no es demasiado grave o dándole un abrazo a veces puede ayudar.
- Comience pronto a enseñar la diferencia entre los lugares privados y públicos y las acciones, de modo que él pueda desarrollar estrategias para hacer frente a reglas sociales complejas más adelante en su vida.
- Déjele saber que está orgulloso de ellos.
- Trate de empatizar con su experiencia y procure comprenderla, aunque a veces sea muy distinta a lo “convencional”.
- Comprenda que habitualmente sus comportamientos no son caprichosos o intencionados. Reflejan una manera distinta de comprender y desenvolverse en el mundo.

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