El trastorno explosivo intermitente es un trastorno englobado dentro de los trastornos de control de impulsos, en las Calificaciones Internacionales de Salud mental.
Se da aproximadamente en un dos por ciento de los pacientes ingresados en psiquiatría y es más frecuente en mujeres que en hombres.
Se caracteriza fundamentalmente por una pérdida del control de los impulsos, con agresividad. Esta agresividad, esta pérdida de control, fundamentalmente está asociada a un factor estresante desencadenante, pero es totalmente desproporcionada.
Puede durar algunos minutos u horas, tras el episodio estresante desencadenante y cede de forma habitualmente espontanea.
El tratamiento está asociado a psicofarmacología y a psicoterapia, fundamentalmente la psicoterapia puede ser individual o grupal y también se recomienda fundamentalmente en niños adolescentes, la terapia familiar.
Dentro del tratamiento psicofarmacológico, lo más habitual es tratar a estos pacientes con fármacos anticonvulsivantes, es decir litio, carbamazepina, valproato o fenitoina.
También se pueden utilizar inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o otros antidepresivos.
A veces no es muy recomendable la utilización de fármacos anti sicóticos, porque disminuyen el umbral convulsivante y tampoco las benzodiacepinas porque pueden producir un efecto paradójico en este tipo de pacientes.
Otro tipo de tratamientos, menos habituales son los betabloqueantes o los antagonistas del calcio.
Fuente: Doctor Adrián Cano, Especialista del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Clínica Universidad de Navarra
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