El 10% de los pacientes con hipertensión no responde a tratamiento farmacológico.
Un nuevo procedimiento, cuya eficacia ha sido avalada por ensayos clínicos durante los últimos 3 años, consigue lo que no logran los fármacos: reducir la tensión arterial y hacer que estas personas que padecen hipertensión refractaria ganen en calidad de vida.
El procedimiento, el primero que se realiza en un hospital privado español, consiste en la aplicación de radiofrecuencia en el perímetro interno de las dos arterias renales, cuyas terminaciones nerviosas están implicadas en la perpetuación de la hipertensión arterial.
«Estas terminaciones nerviosas, que se encuentran en las arterias renales, son las encargadas de transmitir las señales, desde el cerebro al riñón, para retener líquidos y sal, y por consiguiente empeorar la hipertensión arterial y favorecer las crisis hipertensivas.» Dr. Juan José Gavira, especialista en Cardiología en la Clínica Universidad de Navarra.
El procedimiento se realiza por cateterismo mediante punción de la arteria femoral. A través de esta arteria se introduce un catéter hasta la arteria renal y a través de este catéter se aplican unos impactos de radiofrecuencia, en cantidad de 8/12 en cada una de las arterias renales, y así lo que se consigue es interrumpir la conducción nerviosa del sistema nervioso vegetativo porque los impulsos nerviosos están alrededor de la arteria y éste es el mecanismo que acaba perpetuando la hipertensión arterial.
La técnica se realiza mediante sedación y el paciente no necesita más de 24 horas de estar hospitalizado. Tras la intervención, la tensión arterial del paciente va regresando a la normalidad.
«A la vista de las graves consecuencias que presenta la hipertensión arterial, este nuevo tratamiento supone un éxito para el control y tratamiento de la hipertensión arterial.» Dr. José Calabuig, Drtor. Servicio Cardiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra.
La prolongación en el tiempo de esta enfermedad puede provocar infarto de miocardio insuficiencia cardiaca o ictus, entre otras enfermedades.
En España, 650.000 personas padecen hipertensión arterial refractaria.
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